Cáncer de Piel: qué es y cómo cuidarte del sol
Con más de 5 millones de casos anuales en Estados Unidos, el cáncer de piel es el más común en América y el mundo, aunque también uno de los más prevenibles.
Datos clave sobre el cáncer de piel
● Uno de cada 5 estadounidenses desarrollará cáncer de piel antes de los 70 años.
● Más de dos personas mueren de cáncer de piel cada hora en Estados Unidos.
● Tener 5 o más quemaduras solares duplica el riesgo de melanoma.
● Cuando se detecta temprano, la tasa de supervivencia a 5 años para el melanoma es del 99%.
¿Qué es el cáncer de piel?
El cáncer de piel es el crecimiento descontrolado de células anormales en la epidermis, la capa más externa de la piel, causado por daños en el ADN que desencadenan mutaciones. Esto provoca la rápida multiplicación de células cutáneas y la formación de tumores malignos, como el carcinoma de células basales (BCC), el carcinoma de células escamosas (SCC), el melanoma y el carcinoma de células de Merkel (MCC).
¿Qué Causa el Cáncer de Piel?
Las principales causas del cáncer de piel son la exposición a los rayos ultravioleta (UV) dañinos del sol y el uso de camas de bronceado UV.
Factores de riesgo
● Bronceado en interiores.
● Quemaduras solares.
● Tipo de piel.
● Exposición sin protección a rayos UVA y UVB.
● Genética.
● Lunares atípicos.
● Trasplante de órganos.
● Cabello rojo.
Detección temprana del cáncer de piel
La mayoría de los casos de cáncer de piel son curables si se diagnostican y tratan a tiempo.
Por eso, es vital realizarse exámenes de piel en busca de cualquier cosa nueva, cambiante o inusual.
La detección temprana permite a tu dermatólogo tratar el cáncer de piel con pocas o ninguna cicatriz antes de que empeore o penetre más profundamente en la piel.
Verano, bronceado y quemaduras
Broncearse, al aire libre o en interiores, aumenta el riesgo de cáncer de piel y acelera su envejecimiento. Además, las quemaduras solares causan dolor y daños duraderos, siendo una de las principales causas de carcinomas y melanomas.
Protégete del sol
Para las actividades diarias, usa un protector solar con un SPF 15 o más antes de exponerte al sol. Y, para actividades al aire libre prolongadas, un protector solar resistente al agua con un SPF 30 o más. Recuerda reaplicar cada dos horas o después de nadar o sudar.