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Colonoscopia: la herramienta que puede prevenir el cáncer de colon antes de que aparezca

Una exploración sencilla, segura y eficaz que puede marcar la diferencia. Te contamos por qué es fundamental incorporarla como parte de tu salud preventiva.

 

El cáncer colorrectal es el segundo más diagnosticado en el mundo y uno de los más prevenibles si se detecta a tiempo. Afecta tanto a hombres como a mujeres, y aunque durante años se lo ha asociado con personas mayores de 50, cada vez se registran más casos en personas más jóvenes. Por eso, estar atentos a los factores de riesgo y realizarse chequeos periódicos puede marcar una gran diferencia.

 

Este tipo de cáncer se origina en el colon o el recto, que forman parte del intestino grueso, una zona clave para la digestión y la eliminación de desechos del cuerpo. Suele comenzar con la aparición de pólipos, que son crecimientos anormales en el revestimiento interno del colon. La mayoría de estos pólipos son benignos, pero con el tiempo algunos pueden transformarse en cáncer. Lo bueno es que se pueden detectar y extraer a tiempo a través de estudios de rutina, como la colonoscopía.

 

¿Cuáles son los factores de riesgo?
Existen distintos factores que aumentan las probabilidades de desarrollar cáncer colorrectal, y muchos de ellos están relacionados con el estilo de vida:

  • Dietas pobres en fibra y ricas en grasas o carnes procesadas.

  • Falta de actividad física regular.

  • Tabaquismo.

  • Consumo excesivo de alcohol.

  • Obesidad.

  • Antecedentes personales o familiares de pólipos o cáncer colorrectal.

  • Enfermedades inflamatorias intestinales como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.

 

Prestar atención a estos factores es fundamental, porque muchos son modificables. Una alimentación balanceada, rica en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, combinada con ejercicio físico regular, no solo ayuda a reducir el riesgo de cáncer colorrectal, sino que también mejora la salud general.

 

¿Y los síntomas?
El cáncer colorrectal puede desarrollarse sin mostrar síntomas durante mucho tiempo, lo que lo convierte en una enfermedad silenciosa. Sin embargo, hay señales que pueden ser una alerta:

  • Cambios persistentes en el ritmo intestinal (diarrea, estreñimiento o sensación de evacuación incompleta).

  • Sangrado rectal o sangre en las heces.

  • Dolor abdominal frecuente.

  • Debilidad o fatiga sin explicación.

  • Pérdida de peso inexplicable.

 

Ante la aparición de estos signos, es importante consultar a un profesional de salud lo antes posible. No se trata de alarmarse, sino de actuar con información y responsabilidad.

 

La importancia de los controles
El chequeo principal para detectar precozmente el cáncer colorrectal es la colonoscopía. A través de este estudio no solo se pueden detectar pólipos, sino también extirparlos en el mismo procedimiento, evitando así que se conviertan en cáncer. También existen otros estudios no invasivos, como el test de sangre oculta en materia fecal, que pueden ser una opción según cada caso.

 

Generalmente se recomienda comenzar los chequeos a partir de los 50 años, pero si hay antecedentes familiares o factores de riesgo, puede ser necesario iniciarlos antes. Hoy más que nunca, hablar del tema, informarse y perderle el miedo a los estudios es parte de la prevención.

 

Cuidarse es una decisión
El cáncer colorrectal se puede prevenir. Se puede detectar temprano. Se puede tratar con éxito si se actúa a tiempo. Por eso, este mes (y todos los meses), te invitamos a hacer una pausa y preguntarte: ¿cuándo fue la última vez que pensaste en tu salud intestinal?

 

Adoptar hábitos saludables, estar atentos a los síntomas y realizarse estudios periódicos es la mejor forma de cuidarse. Hablemos del tema, sin tabúes. Prevenir salva vidas. La tuya puede ser una.